Quiero agradecer a las trabajadoras de la Residencia “Río Arlanza” de Salas de los Infantes el trato excepcional que dispensan a “sus abuelos”, colmándolos de afecto y atenciones, comportándose con absoluta profesionalidad en sus tareas, derrochando ternura para con los que se encuentran, quizás, en la etapa más dura de su vida.

Hay que ser buena persona para sacar de uno lo mejor que tiene dentro: esa esencia algunas veces disipada por una enfermedad que avanza sin tregua.

Gracias a todas y cada una de vosotras por haber cuidado de nuestro abuelo al que tuvisteis ENTRE ALGODONES hasta el fin.

Por la parte que nos corresponde, desde la Residencia Rio Arlanza no podemos por menos que agradecer a María sus cercanas y emotivas palabras.

Me decía María que el texto es muy sencillo, que no ha utilizado ningún tecnicismo...

Aunque lo más importante, ha sido su insistencia en recalcar que lo ha escrito del tirón y desde el corazón.

Y con eso nos quedamos, con la sencillez, la cercanía, las pequeñas cosas que son en definitiva las que nos mueven el alma todos los días.

Es el mejor reconocimiento para todo un equipo que atiende diariamente a personas.

Son de esa clase de impulsos que motivan a continuar dando lo mejor de cada uno.

Es por ello que queremos aprovechar para agradecer a todos los residentes y sus familias la confianza depositada en nosotros.

Confianza que poco a poco vamos ganando con tan solo hacer bien nuestro trabajo, mejorar la calidad de vida de los abuelos, hacerles protagonistas de sus vidas y compartir el día a día con mucha pasión y toda la intensidad posible.

Repartimos VIDA. Decía un titular de un periódico que este verano leía en la playa.

No quiero desviar el tema. Cuando hablo de nuestros abuelos, me pierdo.

Hoy toca resaltar, la confianza que nos demuestran nuestras familias, la complicidad, la paciencia.

Familias muy comprometidas, con las que ya nos une una relación más allá del ámbito profesional. Criticas también cuando tienen que serlo.

En definitiva y aunque me repita. FAMILIAS AGRADECIDAS.

Por lo tanto, seguimos al pie del cañón, hemos venido para quedarnos y poder ofrecer nuestros servicios a este pueblo amigo y llegar a otros donde exista la necesidad.

“Entre algodones” se ha convertido en nuestra máxima y así tiene que ser