Hace más de tres meses, nuestros compañeros de la Fundación ASPANIAS de Burgos, nos hicieron llegar una convocatoria de la Fundación ONCE, para desarrollar programas universitarios de formación para el empleo, dirigido a jóvenes con discapacidad intelectual inscritos en el sistema de Garantía Juvenil y financiado por el Fondo Social Europeo.

Las fechas no eran especialmente buenas; el cierre de curso, trabajos Fin de Grado, rematar proyectos y muy poco tiempo para pensar y planificar un proyecto de estas características. Sin embargo, la idea nos encantó, siempre he pensado que la Universidad debe ser un espacio de Inclusión, de vanguardia, de modelo social. La Universidad de Burgos es inclusiva y tiene experiencia con alumnos con diversidad funcional; sin embargo los alumnos con este tipo de discapacidad cognitiva se han ido diluyendo en el sistema educativo y no tienen la posibilidad de llegar a la Universidad. Con estas premisas, diseñamos un Curso de Experto en técnicas y apoyos para la vida independiente y la inclusión socio-laboral de jóvenes CDI, resultando una de las 15 Universidades valoradas favorablemente para impartirlo.

Ofrecerles esta posibilidad es un reto, y las oportunidades de este tipo no se pueden dejar pasar. Así que nuestros compañeros del Grupo de innovación docente, junto con unos 20 profesores que van a participar en el curso nos pusimos manos a la obra, nos hemos lanzado a la aventura y ya estamos de lleno en ella. Contar con la complicidad en todo el proceso de gestación y recorrido con Aspanias, nos daba mucha seguridad, siendo el apoyo de las asociaciones una de las piezas clave para poder llevarlo a cabo.

Además, la Universidad de Burgos a través de su Vicerrectorado de Políticas Académicas y la Facultad de Educación, se volcaron para hacer posible este curso. Esta experiencia es un indicador de excelencia para la Universidad de Burgos, además de un valor añadido dentro de las Universidades Inclusivas.

Llevamos una semana de clases y tenemos a 15 jóvenes geniales que se sienten cada vez más familiarizados con la Universidad, que manifiestan que “su facultad” les gusta mucho, con ganas de estar ya con sus compañeros de otros grados y que se desenvuelven magníficamente por el laberinto de pasillos, sala de alumnos, cafetería, salón de actos, reprografía y demás lugares de la facultad de Educación.

Para los profesores que participamos en el programa, entre los que me incluyo, esta experiencia se puede definir con dos palabras: ilusión y reto. Hemos tenido que aprender a pensar desde el alumno, adaptar nuestras metodologías, crear contenidos adaptados..., pero el esfuerzo y los resultados merecen la pena.

Nuestro objetivo es que los alumnos se lleven muchas cosas de este curso: sentir que han podido estudiar y formar parte de la Universidad, que adquieran nuevos conocimientos y experiencias, mejorar su curriculum con un título propio universitario, tener nuevos amigos, que se sientan uno más, que encuentren trabajo más fácilmente… sin embargo, estoy convencida de que nos aportarán mucho más de lo que se llevan a toda la Comunidad Universitaria , así que gracias a todos por hacer posible esta experiencia.