De un tiempo a esta parte, digamos mejor, especialmente durante el año 2017, la expresión “accesibilidad cognitiva”, y su reivindicación y defensa para crear normativa e implantarla con toda normalidad, ha estado presente en muchas de las actuaciones y declaraciones internas y externas del movimiento Plena inclusión que representa a la discapacidad intelectual en España, de sus entidades miembro, y de Aspanias Burgos también.

La acción más renombrada fue sin duda el Congreso Estatal de Accesibilidad Cognitiva celebrado en Cáceres (19 y 20 de octubre). A partir de ahí se dio el espaldarazo a una reivindicación que a la luz de la experiencia resulta imparable.

La accesibilidad cognitiva es ante todo un derecho. Un derecho de todas las personas a conocer; a estar informados; a disfrutar y poder usar los entornos, bienes y servicios. Pero para ello tienen que ser accesibles. Y no lo son cuando no se entienden, por ejemplo, Y es aquí donde entra en escena la accesibilidad cognitiva (como parte de la accesibilidad universal), aplicando herramientas que permitan que las cosas de la vida se entiendan mejor.

Una de las herramientas para conseguirlo es la lectura fácil. Adaptar los textos para que se entiendan por todos: las personas con discapacidad intelectual, los migrantes, las personas mayores…El público es muy amplio porque beneficia a todos en su conjunto. Digamos que entre leer el Estatuto de Autonomía de Castilla y León en versión original o leerlo adaptado a Lectura Fácil (como está) la mayoría de la población preferiría leer el texto en lectura fácil. Sin duda.

Trabajar por la defensa e implantación de la accesibilidad cognitiva es por tanto cosa de todas las personas, estén donde estén, y ocupen el rango que ocupen, aunque es de exigir mayor responsabilidad para implantarla cuanta más competencia se tenga atribuida en la toma de decisiones. Las administraciones públicas, los partidos políticos, las empresas o las organizaciones no deberían dar la espalda a esta reivindicación. Menos aún las entidades de naturaleza social.

Y este punto las entidades Plena inclusión muestran -por diferentes razones- distintas velocidades en creer y dar importancia a la accesibilidad cognitiva como una herramienta de trabajo al servicio de las personas con discapacidad intelectual, muy válida para el ejercicio de sus derechos y su autonomía.

Aunque no se habla de ello, propongo también una oralidad fácil. Ayudaría mucho a la comprensión cognitiva de quien escucha, razón de ser de quien habla. Lo dicho, hagamos el esfuerzo de escribir y hablar para todas y todos.