Las entidades sociales debemos ser agentes de transformación, estamos para cambiar lo que no nos gusta, para construir un mundo mejor, más justo e igualitario, más feliz. Los caminos para conseguirlo son muchos, algunos conocidos, muchas veces transitados, otros son nuevos, desconocidos. Y siempre es muy especial contribuir a abrir esos caminos inexplorados, participar en la primera vez de algo y dejar huella, no para que se acuerden de uno sino para que perdure aquello en lo que has colaborado, para que perduren los cambios que has contribuido a introducir.

Y a esto es a lo que me he dedicado en Aspanias en estos primeros seis meses de este 2018 en los que he tenido la oportunidad de participar en un reto muy estimulante, poner a Aspanias en Europa o a Europa en Aspanias, que en estas aventuras uno no sabe muy bien qué es lo que se pone y dónde se pone. Y además lo he podido hacer en compañía de un excelente equipo profesional y humano: Dori, María, Miguel y Goyo.

Europa es como la guinda de un pastel, se puede vivir muy bien sin guinda, pero la vida sin guinda es bastante más plana y aburrida. La guinda en este caso es sinónimo de innovación y aprendizaje, es conocer otras realidades y muchas personas diversas, es aprender a trabajar en otros idiomas, es viajar y convivir con gente de otras culturas. Participar en proyectos europeos requiere cultivar la empatía, la paciencia, la humildad, la flexibilidad y estimula la creatividad. También exige asumir algunos riesgos si se pretende alcanzar resultados creativos e innovadores.

El trabajo del grupo en estos seis meses se ha concretado en otros tantos proyectos que, de ser aprobados, nos permitirán trabajar por la accesibilidad cognitiva de nuestro patrimonio, capacitar como líderes de nuestra comunidad a jóvenes con discapacidad intelectual o que jóvenes de Aspanias puedan debatir en Italia sobre ciudadanía activa y euroescepticismo con otros jóvenes de otros siete países distintos de la Unión Europea.

Además de beneficios para las personas participantes a título individual, el camino emprendido nos puede llevar a participar en redes europeas y a mantener contactos con entidades de otros países, podremos acceder a nuevas fuentes de conocimiento, contrastar planteamientos innovadores en otros estados de la Unión Europea, intercambiar ideas y personas o estar al día de las políticas europeas.

Trabajar a nivel europeo nos permite poner en común y cuestionar las ideas propias en un contexto más amplio, facilita la experimentación, genera nuevas oportunidades y nos empuja a salir de nuestro círculo de confort. Y sabemos que cuando salimos de nuestro círculo de confort empiezan a pasar cosas...