Ya lo decía el Dúo Dinámico. El final del verano llegó.

Lo que no vamos a hacer es partir.

Aunque si toca hacer balance de un verano maravilloso, verano de excursiones, salidas, reencuentros, experiencias.

Todo ello enmarcado en el programa de reminiscencia que comenzó hace dos años.

Si bien es cierto que cada año está siendo mejorado.

Disponemos de más recursos personales y materiales para llevarlo a cabo.

En este tiempo podemos decir que todos los fines de semana, desde que el buen tiempo asomaba allá por el mes de junio, hemos preparado durante toda la semana con mucha ilusión él quien, el donde, el para qué.

Los residentes cada vez se han implicado más en esa preparación, deciden lo que quieren, con quien quieren ir...

Se realizan asambleas para que todo se haga de una forma ordenada y justa para todos.

Hemos visitado en total 17 localidades de la zona.

Han participado un total de 40 residentes.

Algunos han repetido varias veces.

En estas visitas hemos participado de manera activa en las fiestas patronales de cada lugar, los museos itinerantes, tradiciones, eucaristías.

Además de compartir cada visita con los vecinos, amigos y familiares.

Todo ello siempre, regado y acompañado con los mejores pinchos y vinos de cada lugar.

Me acuerdo de Naci cuando al subir a la ermita de Hacinas dijo:

“Subid vosotros que yo me quedo aquí cogiendo sitio en la cantina para cuando bajéis.”

En las cantinas se han llevado a cabo los negocios más importantes, los acuerdos más imprevisibles y los matrimonios imposibles.

Eso dicen mis abuelos y ellos saben un rato de esto.

Al comenzar esta experiencia, era muy difícil hacer un grupo para realizar cualquier actividad.

No tenían hábitos adquiridos en cuanto a salidas al exterior.

Hoy podemos felicitarnos por la “lista de espera” que se genera.

Esto es fruto del buen trabajo de todo el equipo de profesionales.

Todos estamos pensando en el año que viene.

No sé si recordáis que en alguna edición anterior de este mismo boletín, “amenazamos” con ir a la playa.

Este año no ha podido ser, era mucho para los abuelos.

El viaje, mucho lio, donde comemos (decían).

Está claro que se puede disfrutar a 10000Km de tu casa o a 10km.

Siempre que sea algo que eliges, que te apetece, que rompe tu rutina (lo justo).

Ellos nos enseñan a adaptarnos a sus necesidades.

Seguiremos disfrutando a tope de los días buenos que quedan.

El invierno después es muy largo.

Mientras tanto soñamos con nuevas propuestas, excursiones, actividades.

En que nuevos residentes o personas que no han querido participar, se animen para mejorar su calidad de vida y trabajar sus relaciones.

Todo pensando en ellos. En los protagonistas. En los abuelos.

Gracias a todos los que habéis hecho un poquito más felices a nuestros abuelos con vuestra colaboración.