Qué visita más agradable tuvimos el miércoles pasado día 6 de febrero, no solamente claro, por las rosquillas y tartas que nos trajo, sino por sus palabras llenas de cariño hacia todos nosotros; nos recordaba bien con nuestros nombres, con ella reunimos anécdotas, recuerdos de las primeros tiempos en Quintanadueñas, como se fueron creando las distintas instalaciones, los talleres, los comedores, las salas de esparcimiento etc. Fue una lluvia de anécdotas sabrosas, como los dulces que comimos y que aún tenemos en el centro.

Repasamos con ella recuerdos de muchos tipos y llegaste a afirmar que habías pasado en los centros de Aspanias en Quintanadueñas “los mejores años de tú vida”. Te llovieron las preguntas y a todos respondías, con la misma serenidad que tenías cuando íbamos a pedirte ropa de trabajo limpia para seguir currando… qué tiempos aquellos.

Una vida laboral llena de recuerdos, junto con Ángel, tu marido, aunque ya no está con nosotros. También nos hablaste de tus hijos a los que recordamos con cariño en los avatares que tiene ahora cada uno.

Tu recuerdo es enriquecedor porque conjugas muy bien el pasado, los comienzos, las anécdotas bonitas con tu actualidad de persona jubilada que realizas actividades en los Centros Cívicos (Yoga, conversaciones en francés, etc ) tu ejemplo es un estímulo para imitarte, cogemos el testigo.

Nos quedamos con el abrazo de Pilar Betete que lo dice todo y el arraigo familiar con Eusebio Gordo.

Al despedirte nos repetías las gracias por haberte invitado pero tu invitación fue mejor, de otro calado de otra categoría personal, por eso tienes las puertas abiertas para cuando quieras volver, compartir con las personas lo merece.