En Río Arlanza no paran de programar actividades en ninguna época del año, y la Semana Santa no es excepción, todo lo contrarío duplican la actividad ya que Salas se llena de acción. Este año la climatología ha influido mucho en la programación.

Comenzamos la semana realizando las confesiones con el Párroco de Salas, D. Javier, que acudió a nuestra llamada como siempre encantado.

Es una suerte contar con D. Javier, Isaac y la hermana Conchita como equipo espiritual, siempre están disponibles. Más en estas fechas. Gracias a los tres.

El día 17 fue un día agridulce, por la mañana se nos fue nuestra querida María Abad, aunque la vida continua.

Por la tarde preparamos las ya tradicionales “Torrijas Rio Arlanza”.

El momento de preparar las torrijas es mágico, es una de las tradiciones que tienen l@s abuel@s más arraigadas, les conecta con sus padres, hermanos. . . y les trae grandes recuerdos.

Con lo felices que eran y en lo especial que se convertía la simpleza de mojar pan en leche, freírlo, compartirlo. . .

Todos los años nos llama la atención este detalle y nos hace reflexionar.

El viernes Santo, no pudimos acudir a la procesión de Salas por el mal tiempo. Una pena ya que nos gusta mucho disfrutar de los actos que se organizan en el pueblo.

Para compensar, el sábado, la hermana Conchita, celebro en la Residencia el Viacrucis, este día casualmente brillaba el sol en el exterior. Aunque ella no lo necesita ya que lo llena todo de luz por sí sola.

Finalmente el domingo participamos en la misa de Pascua celebrada en Salas, compartiendo esta tradición con el resto de los vecinos.

Al finalizar dicha eucaristía se subasta el manto de la Virgen.

Estos días también, hemos recibido muchas visitas de nuestros familiares, hij@s, sobrin@s, niet@s, bizniet@s.

Se ha llenado la casa de alegría, risas, abrazos, también llanto por los reencuentros y las partidas.

En fin muchas emociones.

“No olvidemos que las pequeñas emociones son los grandes capitanes de nuestras vidas y las obedecemos sin darnos cuenta”.