La mayoría de las personas tenemos conciencia de los apoyos que se nos presentan en la sociedad para desarrollarnos en ella, en cambio las personas con capacidades distintas no comprenden y no pueden a veces identificarlos, ya sea por no saber pedir la ayuda explícita, o cuando simplemente se enfrentan a limitantes, en ese momento es cuando aparecemos en sus vidas, para proporcionar lo que ellos y ellas no logran por sí solos reconocer como apoyos para un buen vivir, y recién ahí hablamos de INCLUSIÓN.

Cuando viví mi experiencia dentro de las dependencias de la Fundación Aspanias de la localidad de Burgos, pude darle sentido al primer párrafo, ya que, las personas que prestan esos apoyos a cientos de jóvenes dan cuenta del objetivo de incluir a seres humanos distintos como todos y cada uno de nosotros en esta sociedad, enseñando con la paciencia, valores y vocación como bien lo sabemos en el mundo de la docencia.

Los y las jóvenes que conocimos me hicieron sentir cómoda, hablando como si fueran mis estudiantes, conversando de la vida, respondiendo dudas, haciendo preguntas y mostrándonos con orgullo las cosas que hacían y aprendían en sus clases y talleres. Cómo profesora de Lenguaje sé lo importante que es tratar con jóvenes y tener una buena comunicación, sobre todo con esta etapa de la vida tan caótica.

Me llevo a Chile estrategias y formas de entregar el apoyo que Daniel, Noemí, Javier, Neftalí, Cristóbal y otros tantos de mis estudiantes que espero llegar ayudar en mi establecimiento en un nuevo comienzo de año escolar. Agradecida de la experiencia y de la gran labor que cumplen cada uno de los agentes que forman parte de esta fundación tan importante para personas que nutren, incluso a nuestros corazones excluidos de tanto amor.